martes, 23 de agosto de 2011

Reflexiones: Diferencia entre Trabajo y Empleo


Pensamos que sería interesante reflexionar a acerca de la diferencia entre empleo y trabajo, ya que en el discurso popular se emplea con el mismo significado, por eso como punto de partida nos parece pertinente incluir ésta diferencia como fundamental para comenzar un intercambio con ustedes.
Empezaremos diciendo que llamamos “Trabajo” a Cultivar la tierra; funcionar una maquina o aparato; actividad que requiere esfuerzo físico e intelectual. En lo económico define el trabajo como: esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza.

En cambio, “Empleo” es una fuente laboral fija, con contrato, horario, una hora para almorzar, una descripción de cargo, jefe, vacaciones anuales, salario mínimo, sueldo, y “seguridad laboral”, sin considerar imposiciones y el derecho a licencias por enfermedad. Es una ocupación que desempeña alguien para ganarse la vida, poder pagarse la obra social, pagar impuestos, mantener tu casa,etc.

Lo que es interesante resaltar es que el “ Trabajo” es, pues, la relación fundamental y necesaria del hombre con la naturaleza. No importa si el trabajo es de sembrar y cosechar, trabajar en una fabrica, ser ama de casa, ser maestra o estudiante.
Siempre estamos en presencia de un fenómeno de obtención de bienes o de transformación de los mismos o de su intercambio o distribución entre los miembros de la sociedad. Visto desde este punto de vista, el “Trabajo” adquiere una importancia trascendental; es el cimiento que sostiene a toda la sociedad. Sin trabajo no hay sociedad; no hay civilización. Podemos definir entonces en Trabajo como: Actividad Humana dedicada a la producción de bienes para la Sociedad.

Sobre el Empleo nos resulta interesante lo que dice  Viviana Forrester de nacionalidad francesa “Es necesario entender que hay una gran diferencia entre trabajo y empleo. El trabajo es una función profundamente inherente a la persona humana, mientras que el empleo es un sector del trabajo que, por su parte, no le es nada inherente. Los jóvenes tienen que entender que la dignidad no depende de sí tienen o no un empleo. Tal vez dependa del amor al trabajo, pero sobre todo depende de la capacidad de darle un verdadero sentido a la vida propia. Y solo la educación puede darle sentido a la vida de cada cual, con o sin empleo.”

Empleo y desempleo

La diferencia, básicamente, consiste en que el trabajo es la actividad económica que una persona realiza, y el empleo, es esa misma actividad pero remunerada.
Así, no se puede considerar empleo cuando una persona es ama de casa. Aunque en este caso se está desarrollando una actividad física, es decir, está trabajando, ésta no es remunerada, por tanto no se puede considerar empleo. En este orden de ideas, no todo trabajo se puede considerar empleo.

Además, el empleo se deriva un concepto mucho más importante; el desempleo. El desempleo hace referencia al porcentaje de la población económicamente activa que se encuentra desocupada, es decir que no desarrolla ninguna actividad remunerada.


Empleo y profesión

Desarrollando el tema e investigando a cerca de las diferencias entre empleo y trabajo, podríamos ampliar el tema relacionándolo con la diferencia entre empleo y profesión, una inquietud que tiene un trasfondo interesante.
El empleo se puede entender como el desarrollo de una determinada actividad remunerada  por parte de una persona. La profesión es un oficio u ocupación en que se ha especializado una persona.
Lo ideal es que el empleo y la profesión coincidan. Por ejemplo, una persona que tiene como profesión la contaduría pública ejerza como contador público, u oficios afines.
Pero esto no siempre es así. Sucede mucho que una persona que se ha especializado en algo (profesional en algo), por cuestión del desempleo, termine con un empleo (desarrollando una actividad) muy diferente.

Esta es una de las causas por las que un país o una sociedad pierde competitividad.
No se puede ser productivo y competitivo cuando los miembros de la sociedad están desarrollando actividades para las que no se prepararon, actividades que no les apasiona, que la desarrollan  por física necesidad. No habrá creatividad, no se hará más de lo necesario. Las empresas tendrán dificultar para encontrar mano de obra calificada necesaria para su crecimiento o simple sobrevivencia.
Se debe procurar que la profesión y el empleo coincidan. Que cada quien ejerce en el campo en que es profesional, en que se especializó.
Mientras exista una ruptura entre profesión y empleo, el desarrollo personal, familiar y económico de la sociedad, será una tarea difícil.

Para reflexionar…

Lo que queremos transmitir es que la situación actual de las sociedades industrializadas es paradójica: la productividad del trabajo ha aumentado considerablemente en los últimos 50 años, se produce cada vez más, haciendo uso de cada vez menos mano de obra. Nuevas tecnologías desplazan la mano de obra; incremento del trabajo intelectual; las empresas buscan sub-contratar a terceros funciones como los servicios, la producción y las ventas, eliminando empleos.
Se privilegia al personal que agregue valor a su trabajo y que sea conocedor de tecnologías computacionales. El principal capital de una empresa no son las máquinas y los equipos, son las neuronas de su gente, el capital humano.
Las estructuras de las empresas competitivas son ahora, desmontables, descartables, desechables, transportables, franquiciables y virtuales. En medio de todo esto, un ser humano desconcertado.
Las empresas quieren gente joven y la carrera laboral termina a los 45 años, mientras las expectativas de vida se estiman en 85 años. Esto deja en difícil situación a ésta franja etaria, (65 o 60 años) dependiendo del sexo. Además nos demuestra que las grandes mayorías tendrán que vivir sin empleo muchas décadas.

Antes se hablaba de pleno empleo, de la creación de empleo, de subempleo, mientras que el uso de la palabra trabajo quedaba limitada a la expresión “condiciones de trabajo”.
El cambio de léxico generalizado en los noventa, forma parte de una doble perspectiva de determinados autores que, por un lado pretenden subrayar las razones por las que el empleo, entendido como manifestación concreta de la genérica actividad humana denominada “trabajo”, resulta esencial, y por el otro, trata de relativizar e incluso criticar las diversas formas que hasta estos momentos ha ido adoptando el trabajo. Esta relativización pretende señalar que, por encima de estas formas quizá precisamente por encima del empleo, lo realmente importante es preservar el trabajo: actividad fundamental del ser humano.

El trabajo es una categoría antropológica, invariante de la naturaleza humana, cuyo rastro se encuentra en todo tiempo y lugar.

El trabajo:
- propicia la realización personal (el hombre se expresa por sus obras) y sobre todo el trabajo
- es el fundamento del vínculo social, es la actividad esencial al hombre en virtud de la cual se relaciona con su entorno, con los demás, con y para los cuales desempeña esta tarea.

El trabajo expresaría, por lo tanto, en mayor grado nuestra humanidad, nuestra condición de seres finitos, creadores de valores, y también nuestra condición de seres sociales. El trabajo sería, nuestra esencia y nuestra condición. El autor denomina estas ideas como legitimaciones de las sociedades basadas en el trabajo”.
El empleo ha dejado de ser el único objetivo. A través del empleo, forma específica que el trabajo ha adoptado en nuestras sociedades, o por otros medios, lo esencial es permitir que el trabajo siga desempeñando las funciones que por naturaleza alberga.

El trabajo es factor de integración, por ser una de las modalidades del aprendizaje de la vida en sociedad. Nos permite acceder a los demás, a nosotros mismos y a la norma social. La noción de vínculo social se basa, en la de reciprocidad, contrato social o utilidad social: mientras aporto mi contribución a la sociedad, desarrollo mi sentimiento de pertenencia, quedo ligado a ella, porque la necesito y le soy útil.



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